Buscando sobre estencil en los diarios.



Este artículo fue tomado de la sección: ARTES Y LETRAS de el merculo. El día9 de Junio del año 2009. pertenece al día:
Domingo 30 de Marzo de 2008.

Éste es colocado por que en su forma de hablar del esténcil abarca las mismas ideas que tenemos en mente. Ideas que nos hacen sentir que vamos por un buen camino, aunque estas nociones son para nosotros el inicio de una futura definición de esténsil, lo cual es algo que buscamos, para partir.
Lo encontramos buscando otro artículo del mismo diario, el cual una de nosotras vió bajo sus pies, sentada en algún lugar pensando, debajo de un limpia pies.

Todo puede pasar en una investigación. La información inspiradora y aclaradora puede estar en todos lados. Solo es cosa de poner atención en lo cotidiano.
En la nota que sigue subiré el escaneo de tal articulo encontrado, del cual solo tenemos una parte. Será menester buscar en archivos el artículo completo.









Libro "Santiago Stencil" Edwin Campos y Alan Meller:
Santiago de Chile retratado a lo Stencil

Con fines estéticos, humorísticos y, sólo a veces, políticos; estas imágenes han plasmado sobre los muros de la ciudad la vida cotidiana de una nación. Y esto solamente con una plantilla, un aerosol y una idea. Aquí, el contenido de un libro cuya recopilación de figuras es una fotografía de la idiosincrasia capitalina.

Constanza Rojas V.

En 2005, en el muro de la Franja de Gaza que separa Israel de Palestina pudo verse una fisura. Un agujero hecho por dos niños con sus palas, a través del cual aparece un Israel paradisíaco, con palmeras y playas. Pero nada de eso era real: se trataba de una intervención en stencil que hizo Banksy, seudónimo de un artista que, pese a permanecer en anonimato, vendió hace poco una obra en 270 mil euros.

El recurso ha llegado lejos: desde hace unos años, Chile ha visto aparecer en sus calles miles de estas muestras a manos de cientos de autores anónimos, los que cada noche se aventuran a dejar su marca con su plantilla y aerosol. "Salía en bicicleta aproximadamente cada tres meses, y volvía a mi casa con fotos de 150 stencils". Alan Meller, licenciado en literatura de la U. de Chile, estaba interesado en estas expresiones que él denomina posmodernas y no necesitaba aplanar calles para encontrar lo que buscaba: las imágenes abundaban en las paredes, compitiendo con la publicidad y los coloridos grafitis.

Paralelamente, Edwin Campos, diseñador, abría una página web invitando a los stencilistas a subir fotos de sus imágenes. Su intención era crear una comunidad que se organizara para hacer exposiciones, pintadas y decorar locales. Pero siempre a la mira de hacer una recopilación de este material, idealmente, en un libro.

Cuando ambos se contactaron, descubrieron que tenían el mismo interés y se unieron para crear lo que resultó ser "Santiago Stencil": una recopilación de los stencils capitalinos que, entre 2003 y 2007, la ciudad tuvo en sus calles.

De la caverna a la ciudad

La técnica es milenaria. Primero fueron pigmentos lanzados sobre la pared de una caverna, usando la mano como plantilla. Luego cueros y papiros que dejaban su forma en pirámides y sarcófagos. Milenios después, las cajas de madera que transportaban explosivos, salitre o comestibles llevaban un "frágil" impreso en letras rojas a través de un molde.

Hasta que un día, Blek le Rat une esta forma de estampado con el aerosol usado por los grafiteros en Nueva York. Así, había nacido el "Stencil Grafiti", que hoy recorre las calles de Santiago y el mundo.

"Nuestra intención es romper, aunque sea unos segundos, la monotonía del camino a casa", expone Edwin, y con esa frase, define una importante propiedad del stencil: la multidiscursividad. En otras palabras, la creación de estas imágenes puede tener fines estéticos, humorísticos o meramente nostálgicos. A diferencia del grafiti, propio del hip hop, el mensaje político acá es sólo una de las formas que toma este arte. "Estábamos más cerca de Sex Pistols que del Canto Nuevo. Todo lo que se cocinaba desde fines de los setenta nos parecía mucho más interesante que el lamento y autoflagelamiento ante una dictadura fome, violenta", comenta en el libro el músico Francisco Fábrega, pionero de stencil en Chile.

Este rasgo probablemente proviene de lo abierta que resulta su técnica. Mientras en el grafiti se necesita instrucción y se busca un prolijo uso de los materiales, en el stencil cualquiera con un cartón, una lata de spray y una idea puede hacer una obra. Por esto mismo, son infinitos los mensajes que surgen de este modo de trabajo, y finalmente: "El mejor stencilista es el que tiene mejor concepto, no la mejor técnica", afirma Edwin.

Con respecto a la forma que este arte ha tomado en Chile, Alan destaca dos recursos comunes. Por una parte, la descontextualización y resignificación de un ícono: "Se toma algún logo publicitario o rostro famoso y se interviene, con lo que cambia su significado". Ronald McDonald diciendo: "Me encanta todo eso" con una bomba en la mano, o un símbolo de veneno con un bus de Transantiago en lugar de una calavera. Y por otra parte, Alan reconoce que en las calles capitalinas es común encontrar rostros desconocidos plasmados en las paredes. "La imagen de la polola o de un amigo". Una forma que, más que un intento de difundir una ideología, busca dejar una marca en la ciudad, decir "aquí estoy".

La ciudad como museo

"A veces, la ubicación nace antes que el mismo diseño". Así Edwin resume lo importante que es para el stencilista el lugar donde imprimirá su imagen. Una baranda de una escalera llama al artista a dibujar sobre él un skater, una pared de ladrillos obliga al stencilista a poner en ella a una niña de espaldas escribiendo con spray un mensaje.

Así también, Alan reconoce que existen lugares favoritos para hacer las pinturas: el centro de la ciudad, cerca de la calle Lastarria y el barrio Brasil, y alrededor de las escuelas de diseño o arte. Buscan lugares transitados, donde su creación sea vista por los ciudadanos que circulan cotidianamente.

Otro factor es que suelen ubicarse donde haya algún stencil anterior. Alan comprobó eso por sí mismo: en una pared vieja cerca de su casa hizo una impresión, la primera que recibía el muro. Semanas después, el sitio tenía decenas de éstas. "Brotan donde ya hay, crean puntos de encuentro para establecer un diálogo".

Comunicación que se crea sólo a partir de las imágenes, no de los artistas; porque esta labor es principalmente anónima. Mientras en el grafiti el autor se preocupa de dejar su marca para que ésta sea reconocida por los demás, lo común es que el stencilista no firme sus obras. Busca que su pieza, no su nombre, quede instalado en la sociedad.

El tiempo del stencil

Día a día, la ciudad amanece con decenas de colores y formas nuevas en sus paredes. Día a día, también, decenas de brochas cubren con pintura las imágenes que han adulterado la pulcritud de un muro. Ésas son las reglas del juego, que, paradójicamente, mantienen vivo a stencil citadino.

"No buscan ser borrados, pero lo necesitan. Si no, no habría pared donde poner una imagen más". Alan explica esto, y comprueba que su funcionamiento es similar al de una galería de arte. La exposición permanece un tiempo a la vista, para luego ceder el lugar a nuevas obras. "La sociedad va cambiando, y es necesario que los stencils se renueven", agrega Edwin.

Sólo así estas imágenes pueden leerse como una fotografía del momento que vive una comunidad. A través de este arte, que se exhibe públicamente sorteando los pasos de producción que exigen galerías y museos, las ideas e inquietudes que en un momento dado tiene la sociedad salen a la calle y quedan a la vista de todos.

"Santiago Stencil", entonces, es un retrato de la capital que, probablemente, ya no es posible encontrar en las paredes.

Santiago Stencil



Edwin Campos

y Alan Meller.

Tomado de: Diario el mercurio, 30 de marzo del 2008.

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